domingo, 11 de marzo de 2018

La maternidad sin cuentos

La socióloga y escritora norteamericana Charlotte Perkins Gilman tuvo una profunda tristeza tras dar a luz a su hija Katerine en 1985.
En aquella época la depresión postparto se consideraba un trastorno de mujeres nerviosas e inestables y el Dr. Silas Weir, le recomendó reposo absoluto, físico e intelectual.
No solo esa fue la receta del Dr., y añadió:
"Nunca más toques una pluma, un papel o un lápiz mientras vivas".
El sufrimiento de aquella mujer quedo reflejado en "El empapelado amarillo", la historia de una mujer que se obsesiona con las paredes del cuarto en el que está recluida.
Isadora Duncan, también hablo del tema, como se refleja en su autobiografía publicada en 1927, cuando muy pocas occidentales habían escrito del parto de una manera real.
Buchi Emacheta, en su libro "Las delicias de la maternidad", ambientado en su país en los años treinta, relata la historia de una joven repudiada por no dar hijos a su primer marido, en una sociedad donde la mujer no está completa hasta tener un hijo varón.


Sylvia Plath, "Tres mujeres", relata la historia de tres mujeres que coinciden en un hospital con diferentes perspectivas:

  • La que centra su realización en ser madre
  • La que sufre por no poder serlo
  • La que es madre sin quererlo
Merce Rodoreda, "La plaza del diamante", relata el sufrimiento para sacar adelante a sus hijos. Pasan tanta hambre en la posguerra que llega a pensar en envenenarlos, aunque al final encuentra una solución.
Todas estas mujeres, con sus historias tan diferentes, son modelos a seguir.

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