martes, 22 de enero de 2013

Agradeciendo a la vejez



Rita Levi Montalcini

La reconocida investigadora de origen judío, que inició sus trabajos de investigacion en un laboratorio casero, a los 31 años en Italia, en la dictadura de Mussolini, Rita Montalcini decidió montar en su casa su primer laboratorio de Biología, que fue cambiando de domicilio en función de los avatares de la II Guerra Mundial. En 1947 la invitaron a viajar a Estados Unidos, concretamente a la “Washington University”, donde trabajó codo a codo con otros investigadores, falleció en Roma a los 103 años.
Gracias a su trabajo se sabe que existen unos mecanismos llamados factores de crecimiento, que resultan básicos en el desarrollo del ser humano y del cáncer.
Sus trabajos, con animales, permitieron dar a conocer que los factores de crecimiento desempeñan un papel fundamental para entender el desarrollo humano, ya que la persona es un embrión hasta que envejece y muere.
En una visita que realizó a Bilbao, comentaba:
“Es ridículo obsesionarse por el envejecimiento. Mi cerebro es ahora mejor que cuando era joven, a pesar de que veo mal y oigo peor. Lo fundamental es tenerlo activo, intentar ayudar a los demás y mantener curiosidad por el mundo.”
En 1986 la Academia Sueca de Ciencias  le concedió el Nobel de Medicina. Sus aportaciones a la ciencia fueron reconocidas con muchos títulos, entre los que figura el de Doctora Honoris Causa por la Universidad de Madrid.
ENclave” despide a esta investigadora con una de sus definiciones de la inmortalidad:
“Lo importante es la forma en que hemos vivido y el mensaje que dejamos. Eso es la inmortalidad”.
 Rita Levi Montalcini.

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