El techo de cristal se ha agrietado de nuevo para dar paso a dos mujeres ANA MARIA MATUTE y SOLEDAD PUERTOLAS, felicidades a ambas por tanto esfuerzo y tesón para lograr estar ahí, en un espacio de hombres.
Ana María Matute, catalana, con tan sólo 17 años escribe su primera novela que no se publicará hasta mucho después. Se casa a los 27 años y se traslada a vivir a Madrid.
Publica cuentos infantiles y novelas como “Primera memoria”, “Los Abel”, “Olvidado Rey Gudú” y “Paraiso inhabitado”.
Dentro de los premios que le han otorgado figuran: Planeta, Nadal, Cervantes, concedido recientemente y del que ella está muy satisfecha y así lo ha manifestado: “El Cervantes me ha hecho mucha ilusión, porque es un reconocimiento a tantos años de trabajo”. También es Académica de la lengua, así como la recientemente nombrada Soledad Puertolas.
Ana María Matute, catalana, con tan sólo 17 años escribe su primera novela que no se publicará hasta mucho después. Se casa a los 27 años y se traslada a vivir a Madrid.
Publica cuentos infantiles y novelas como “Primera memoria”, “Los Abel”, “Olvidado Rey Gudú” y “Paraiso inhabitado”.
Dentro de los premios que le han otorgado figuran: Planeta, Nadal, Cervantes, concedido recientemente y del que ella está muy satisfecha y así lo ha manifestado: “El Cervantes me ha hecho mucha ilusión, porque es un reconocimiento a tantos años de trabajo”. También es Académica de la lengua, así como la recientemente nombrada Soledad Puertolas.
Teniendo en cuenta que la Real Academia se fundó en 1713, han tenido que pasar, nada menos, que 297 años para contar con CINCO MUJERES en tan sagrado templo. Nada comparado con los 266 que tuvieron que pasar para que por primera vez una mujer, Carmen Conde, alcanzara ese honor, ya que ingresó en 1979.
En su discurso de ingreso, Soledad Puertolas hizo especial mención a los personajes secundarios del Quijote cervantino, sobre todo mujeres: Marcela, la hija del ventero, Dorotea la duquesa, Dulcinea, etc.
En opinión del comentarista Fausto Beneroso, esta mirada especial a los personajes femeninos, aparece también en el último libreo de la nueva académica: “Compañeras de viaje”. Aquí, Soledad presenta una galería de mujeres que acompañan a alguien en un viaje, generalmente a un hombre: marido, amante, amigo o hermano. Así las mujeres aparecen, en principio, como personajes secundarios, dispuestas a aprender de sus compañeros todo lo que puedan reportar los maravillosos lugares que van visitando. Pero, de pronto, toman la palabra y pasan a primer plano: “son mujeres soñadoras e inquietas que sienten una gran obstinación por ser ellas mismas”.
Esperemos que no tengan que pasar, de nuevo, 300 años para poder celebrar el ingreso de otra inquieta y obstinada soñadora en el lugar de la palabra.
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