viernes, 15 de octubre de 2010

MUJERES INVISIBILIZADAS


En los últimos días han aparecido, en varios medios de comunicación ( tanto escritos como audiovisuales), menciones al papel de las mujeres en el sector primario de la economía, tanto el agrario (incluída la horticultura), como el pecuario (ganadería y pesca).
Existe unanimidad a la hora de describir y descubrir ciertas situaciones:
  • invisibilidad de la aportación económica de las mujeres en este sector.
  •  diferencia de estatus económico y social respecto a los hombres.
  • imposibilidad (más que dificultad) de conciliar la vida laboral con la personal y la familiar.
 Al parecer, el problema es mundial y las situaciones mencionadas se reproducen de norte a sur y de este a oeste.
Para no irnos muy lejos nos vamos a fijar en nuestro civilizado y privilegiado entorno y no tardaremos en descubrir que, en el ámbito rural, la situación de las mujeres sigue siendo, no ya ancestral sino prehistórica. Las que trabajan por cuenta ajena (son minoría) lo hacen sin contrato laboral, sin seguridad social de régimen general, sin vacaciones, etc. Si son propietarias de sus explotaciones, la mayoría no cotizan en el régimen de trabajadoras autónomas y carecen de horarios, licencias retribuídas y, sobre todo, del derecho a percibir una pensión el día que ¿se jubilen?

En el sector ganadero se pueden aplicar, exactamente, las mismas pautas.

En el mundo del mar y, según podemos leer en algunos artículos de prensa muy recientes, las mujeres vienen realizando algunas tareas como: reparación de redes, venta ambulante o en lonja de pequeñas cantidades de pescado, clasificación, limpieza y envasado para industrias conserveras, etc. Se ha afirmado que sólo el trabajo de reparación de redes supone : 
  • mayor eficacia que la reparación mecánica.
  • ahorro económico respecto al uso de máquinas reparadoras. 
Si parece que, ahora, se ha decidido sacar a todas estas mujeres de su invisibilización y reconocer las ventajas económicas y funcionales de su labor ¿por qué no se regula su trabajo laboral y socialmente?.
Por otra parte , no podemos dejar de aludir a las dos dificultades más notorias con las que tropiezan las mujeres en este sector básico para la economía:
  •  el techo de cristal ¿ cuántas mujeres son armadoras de barcos de pesca, titulares de grandes explotaciones agrarias o de conocidas ganaderías?
  •  la conciliación de la vida laboral con la atención a la prole, al marido, a los familiares mayores y con la atención a sus propias necesidades de cultura, ocio o formación para sí mismas.
 Las mujeres de ENCLAVE pedimos igualdad también para nuestras compañeras del mundo agrícola, ganadero y pesquero así como la creación de las medidas de protección laboral y social pertinentes.


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